¡Veravinito! (parte I)

 

Arena y sol, el mar azul, contigo yo, conmigo tú y con todo el vinito de verano. Salú!

Se acabó el frío y lo notamos claramente en esa gota que recorre nuestra espalda cada tarde al regresar a casa del trabajo. Hace varias semanas que la ropa de verano se tomó nuestro closet, y estamos listos para ti verano pegajoso. Con la llegada del calor cambiamos nuestros hábitos, desde cómo nos vestimos, nos alimentamos, y sobre todo lo que bebemos. De alguna manera el consumo de agua aumenta, las cervezas más claras son las preferidas, y se da puntapié a ese maravilloso momento del año de consumo de vinos espumantes, rosados y sobre todo blancos. En esta ocasión los protagonistas serán los vinos blancos. Antes que todo hay que saber cómo se produce uno ¿Se puede hacer un vino blanco con uvas tintas? ¿Puede un vino blanco estar en barrica? ¿Cuál es la temperatura ideal? No se preocupen, todo en un abrir y cerrar de ojos a continuación.

Un vino blanco se obtiene trabajando sólo con el jugo de la uva, por ende, da lo mismo si la uva tiene pieles rojas, azules o amarillas, el resultado final será un vino blanco, siempre y cuando se vinifique como tal. Una vez cosechadas las uvas y ya seleccionadas, éstas son introducidas en una prensa neumática, aquí el jugo se separa de las pieles y pasa a un tanque de acero inoxidable. Una vez terminado el proceso de fermentación, se clarifica, filtra, y el enólogo decide si pasa a barrica por un tiempo determinado. Una barrica aportará aromas y sabores terciarios a un vino, y baja el nivel de acidez, así por ejemplo cuando pruebas un Sauvignon Blanc proveniente desde Casablanca, con acidez muy elevada y aromas y sabores cítricos, los más probable es que el vino no haya pasado por una barrica, no así un Chardonnay que se siente más cremoso y con más volumen en boca cuando si ha tenido paso por madera.

En Chile los vinos blancos más reconocidos por la gran masa consumidora provienen de valles costeros como por ejemplo Casablanca, Leyda, o San Antonio. Son valles que se caracterizan por una tremenda influencia del Océano Pacífico. Los viñedos se impregnan de niebla matinal durante todo el año, aportando mineralidad, frescor y sobre todo un tremendo nivel de acidez a las uvas. Por lo general vinos hechos con uvas provenientes de estos valles tienden a ser frescos, y casi sin influencia de barrica, para así mantener la esencia pura de la uva, con aromas verdes como ají cristal, pasto recién cortado, limón de pica etc. Al probar estos vinos, si uno cierra los ojos, es casi como que, si estuvieras parado frente al mar, patitas en la arena y con la brisa pegando en la cara.

Debido a este frescor y hermosa acidez, se tiende a pensar en maridajes asociados al mar; y aquí tiramos todo el océano a la parrilla, peces, mariscos, algas etc. Y si no le gustan los productos del mar, atrévete con carnes de animal de caza menor, o corral, ya sea conejo, gallina, gallineta, pavo etc. Es infinito, lo importante es encontrar la combinación ideal y hacer conexión con el vino.

El Valle Central, como las áreas de Rapel, Curicó y Maule, es en donde más vino se produce en Chile; y en zonas geográficas muy diferentes, ya que puedes encontrar parras desde la costa (ya sabemos ahora cómo son) hasta la parte de la cordillera de los Andes. Es una zona muy diversa y entretenida de explorar. Si comparamos dos vinos blancos de la misma variedad, vinificado de la misma manera, por el mismo enólogo, pero una uva proveniente de la costa, versus otra proveniente del interior más cercano a la cordillera, nos daremos cuenta de inmediato cuál es cual. El clima en el interior es mucho más caluroso, es como estar en Valparaíso y en Talca. Las uvas sufren de altas temperaturas, madurando por lo general antes que las uvas costeras. Además, tienden a desarrollar menos aromas minerales y frescos que aquellas que se encuentran plantadas cerca del mar. Son un poco menos extrovertidas y con más énfasis a entregarnos aromas y sabores tropicales. Es una cuestión de gustos, dime de dónde eres y te diré a qué sabes y hueles, podríamos decir. Si buscas algo muy mineral y verdoso, perfumado, la costa es probablemente una buena opción para empezar.

¡Veravinito! (parte I)