Vinos: Las viñas siempre juegan de local
Cuando Cristóbal Colón parte con sus 3 carabelas en búsqueda de nuevas rutas comerciales a la India, seguramente nunca imaginó lo que desencadenaría el atraco a lo que hoy conocemos como América.
Esta figura histórica es quien, de cierto modo, abrió las puertas al periodo de conquista en estas tierras americanas, desconocidas para el viejo continente. Fue considerada no solo como una oportunidad de expansión territorial, sino que también religiosa y de fines comerciales.
Imagínense el equipaje de los españoles en esos tremendos barcos cargados de todo tipo de implementos: libros, armas, ropa, animales, y entre todo eso: la vid. Para ellos un elemento clave en el proceso de evangelización de la población precolombina. Para nosotros, una cosa muy buena pa’ celebrar.
La vid ha sido por siglos una planta que ha viajado intercontinentalmente. Primero con los romanos en la expansión del Imperio y luego con los españoles en la gran odisea hacia América.
¿Cómo sobrevive esta planta tan lejos de su hogar natal?
Consideremos que Europa y América son zonas con climas y geografía similares, con cultivos cerca de ríos, suelos volcánicos, en altura o en valles fértiles rodeados de montañas. Esto permite un periodo de plantación y cosecha que conserva las características necesarias para producir buenos vinos.
En esta ocasión, damos una mirada a los países que se caracterizan por sus excelentes vinos en el Sur del continente americano. Aunque, a veces, solemos identificar a estos países por otros productos y no se reconoce su producción vitivinícola. Veamos.
Partimos por Perú, donde llegaron las primeras vides a Latinoamérica durante el s. XVI a las zonas costeras del Perú, que hoy conocemos como Ica y Pisco.
Si bien al inicio hubo una gran producción de vino, éste decayó a mediados del s. XIX debido a la llegada de la malvada y dañina filoxera.
Cuando hablamos del Perú, de seguro se les viene a la mente el destilado de uvas o Pisco, denominación de origen aún muy controversial, pero que, al fin y al cabo, se hace a partir de vino.
En este país la industria pisquera está muy desarrollada, y exportan mucho más que Chile, sin embargo, si miramos sus vinos, nos encontramos con un producto joven y un poco rústico. Para visitar sus viñedos hay que ir a la zona pisquera en Ica. Aquí, las variedades que predominan son Cabernet Sauvignon, Garnacha, Barbera, y Sauvignon Blanc.
Ahora, ya en terreno nacional, Chile:
El avance de la conquista de los españoles abrió camino a la plantación de vides en nuevos territorios fértiles en Chile. De hecho, a medida que se fundaban ciudades, se establecían en paralelo viñedos en valles que hasta hoy gozan de gran prestigio.
Chile es el país que más vino produce en Latinoamérica, según el último reporte de la OIV 2022, y está posicionado cuarto en la lista de exportación de vino a nivel mundial después de España, Italia y Francia.
Reconocido a nivel mundial, nuestro país es un referente en la industria, caracterizado por tener un mercado de vinos jóvenes, donde el gran protagonista es el Cabernet Sauvignon. Esta variedad es la más plantada, ya que le gusta el calor y suelos dramáticos con gravas, clásicos de la zona centro de Chile. Por lo general los mejores representantes de esta cepa son producidos en los valles del Maipo y Rapel.
Por otro lado, la más popular a nivel nacional es Carmenere, quien ha logrado llamar la atención de todos los amantes del wine, sobre todo del consumidor internacional.
Esta variedad es la gran estrella de Chile, considerando también su peculiar historia, siendo redescubierta por accidente en 1994 por Jean Michel Boursiquot, cuando se pensaba que la cepa no crecía más en todo el mundo. ¿Por qué Chile? Bueno, a estas vides les gusta el calor, destacando Colchagua y Cachapoal como sus lugares favoritos para vivir.
En cuanto a variedades blancas, sin duda Sauvignon Blanc junta los puntos como el más plantado y consumido en el país. Generalmente de estilo seco, fresco, y ojalá de la costa, donde el Pacífico tiene un rol primordial en el desarrollo de su perfil mineral, salino y verde.
Hacemos mención especial a la variedad País, quien llegó de la mano de los conquistadores en el siglo XVI y es quien, de cierta manera, inició a la industria de vino en Chile. Es un poco rústica, de aromas animales y con un sabor muy frutal, casi como un jugo. Hoy la podemos encontrar principalmente en la región del Maule e Itata, y es parte de la lista de vinos de los mejores restaurantes en Chile.
Al otro lado de la cordillera, en Argentina, la historia no es muy distinta. La vid se propagó desde Santiago del Estero, en honor a la actividad y costumbres del colono español, a pocos años de que el cultivo iniciara en Chile.
Los argentinos nunca imaginaron que, por acción y efecto de la expansión española, estaban dando origen a uno de los mercados más importantes de vino a nivel mundial en el futuro. En este país destaca Malbec como su variedad insigne: una uva con gran carácter, que crece principalmente en valles dentro de Mendoza, considerado un lugar de altura, inserto en la Cordillera de Los Andes, con un clima árido y seco.
Beber un Malbec argentino es enfrentarse con un vino majestuoso de taninos poderosos y una carga frutal tremenda, que además cuenta con gran potencial de guarda.
No olvidar la Bonarda, variedad tinta y muy apreciada por su frutalidad y acidez. Aunque Argentina no solo es tinto, cuentan también con una producción de vinos blancos espectaculares. Probar un Chardonnay de este país es una experiencia sublime, dotada de cuerpo y mineralidad.
Uruguay es reconocido en todo el mundo por su famoso Tannat, una variedad tinta que ocupa prácticamente el 30% de los viñedos del país, caracterizada por su fruta de piel oscura, pulpa jugosa y herbal que da origen a vinos de cuerpo intenso, con taninos ásperos en su época joven y gran potencial de evolución en el tiempo.
Albariño es el nombre de su variedad destacada dentro de los vinos blancos. Quizás existencia nos resulta distante, pero en el mundo es bastante conocida. Guarda grandes similitudes a lo que se produce en España, su lugar de origen, sobre todo en la zona de Rias Baixas, con vinos frescos y frutales.
Si bien Uruguay no es un país con valles extremos como ocurre en Chile, que tiene viñedos en el desierto, o Argentina con viñedos en altura, presenta zonas más tradicionales, pero óptimas para el cultivo, considerando sus valles con clima templado que cubren la mayoría del borde costero.
Este país presenta más de 200 viñas y, desde inicios del siglo XXI, la calidad de sus vinos se ha disparado, destacando en concursos de nivel internacional que, de manera consiguiente, logró ampliar su mercado, con Brasil como su mayor comprador, con más del 50% exportado.
Un poco más al norte, está Brasil, donde no muchos se imaginan viñedos autóctonos. Aunque hay que considerar que se trata de un país que produce mucho de todo: son los magnos del café, soja, y caña de azúcar.
Ahora, si bien el vino no es su producto estrella, tienen una gran ruta dedicada a este rubro en el sur del país, donde destaca el valle de Rio Grande do Sul.
Pese a que no es su punto fuerte, Brasil está en el puesto 14° a nivel mundial en producción de vinos, según la OIV 2022. ¿En qué se especializan? Bueno, la variedad tinta más popular es Cabernet Sauvignon, junto a otras tradicionales como Pinot Noir y Tannat, además de las blancas Chardonnay, Moscatel y Riesling Itálico, muy usado en la elaboración de espumantes, que es el estilo que se les da mejor y el más popular de los consumidores.
Volviendo a Latinoamérica, en el sur de Bolivia está el Departamento de Tarija, donde hay viñedos plantados a unos 1800 msnm, con una altura que permite moderar la temperatura de la zona, que de lo contrario sería tropical, dado el paralelo en que está ubicado.
La fluctuación de calor a frío durante la temporada desarrolla pieles gruesas en las uvas, con taninos firmes y acidez elevada.
Hablar de vinos bolivianos es referirse a un mercado muy pequeño, pero existe y hay ejemplares que han salido a competir con vinos franceses con buen resultado. No hay aún una variedad que identifique a este país en el vino, sin embargo, es la Moscatel quien cubre más del 70% de los viñedos, destinada para la elaboración de Singani, un destilado típico de Bolivia.
Con el cambio climático las áreas de vid están cambiando. Donde antes era imposible cultivar viñedos ahora ya hay hectáreas, considerando factores como la disminución de lluvias, modificando los suelos, con una temperatura más alta. De esta forma, aparecen vinos en zonas extremas que antes nunca imaginamos como productoras del wine.
Ahora que conocemos las riquezas y diferencias de cada país productor de vino, no queda más que probar y disfrutar. ¡Salú!
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