Valles para rayarla (parte I)

Mayo nos entrega las últimas caídas de hojas, y parches de colores amarillos, café y sobre todo rojizos en el campo… nos pusimos de los románticos po oye jajaja. Carmenere, the queen, es en general la última variedad en ser cosechada, y el trabajo sigue arduamente en las bodegas. Aprovechen de ir a darse una vuelta un fin de semana a algún viñedo, cerquita de Santiago, en donde la primera viña está prácticamente en la ciudad. O si tienen más tiempo, escaparse por el día a Aconcagua, que queda a solo hora y media de la capital, y te transportas al pasado con una copa de vino. Hay varias opciones, todas diferentes, ¡y lo mejor, con gran variedad de estilos de vinos! No sean fomes, que el mall no sea el único panorama, vamos a explorar los distintos sitios de Chile y cerquita po.

Aconcagua

Vamos a partir en la Región de Valparaíso, a unos 90 km de Santiago, en donde se ubica el valle vitivinícola de Aconcagua. Con veranos muy calurosos y prolongados este lugar en el pasado fue testigo de grandes enfrentamientos entre indígenas y españoles, y hoy lo que queda son sus tierras fértiles y llenas de plantaciones de vides. Las variedades reinas son principalmente Cabernet Sauvignon, Carmenere, Syrah y Chardonnay. Una de las zonas más destacadas dentro del valle es el área de Panquehue, ubicado en San Felipe, lugar en donde se plantaron las primeras parras de la viña Errázuriz en el siglo XIX, y que hoy es reconocido por tener un terroir magnífico para la producción de vinos de alta calidad. El valle es bañado por el río Aconcagua, la cual ayuda a regar los campos, ya que llueve muy poco durante el año. Aconcagua es muy conocido por la producción de uva de mesa, la cual es una de las principales exportaciones de fruta de Chile. El turismo en los viñedos es variado, y de gran calidad, como por ejemplo la Viña Errázuriz, Viña San Esteban, o una de las más antiguas como Sánchez de Loria. Se recomienda agendar la visita para que así los estén esperando.

Maipo

La zona vitícola de Maipo corresponde a un sub-valle de la región Central de Chile, rodeando la gran urbe santiaguina, o prácticamente en Santiago mismo. Es un lugar lleno de historia y cicatrices, sobre todo desde la fundación de la ciudad. Maipo, (que en mapudungun significa “trabajar la tierra, arar”), se explaya desde los pies de la Cordillera de los Andes, hasta la zona entre cordilleras. El río Maipo cruza el valle con sus 250 km, hidratando la tierra, además de proveer la mayor parte de agua a la capital.

El clima es mediterráneo templado, con verano largos y secos entre Marzo y Abril, fuertemente influenciado por la cordillera. Los que vivimos en Santiago sabemos de variaciones térmicas drásticas; es típico saber qué vestir en épocas de transición de estaciones. La zona de mayor prestigio, del cual obtienen variedades para elaborar joyitas como Don Melchor y Almaviva, se encuentra ubicada a los pies de los Andes y lo llaman Maipo Alto. ¿Qué lo hace tan especial? Además de un suelo pedregoso y dramático; la gran diferencia de temperatura durante el día y la noche, marcado con vientos fríos, sumado a viñedos plantados hasta 900 msnm, permite una maduración lenta y una preservación de la acidez, produciendo vinos de mayor concentración. El sector bajo del Valle, al estar más alejado de la cordillera, recibe menos influencia de ésta, lo cual hace que sea una zona más cálida. Esto genera vinos con mayor color, y notas a frutos rojos maduros, teniendo como cepa rey el Cabernet Sauvignon.

¿Se han preguntado cómo luciría el valle hoy si Pedro de Valdivia hubiera fundado Santiago en otro lugar? Lo más probable es que la ciudad que hoy conocemos, en vez de tener edificios, calles asfaltadas y mucha gente, sería gran valle fértil lleno de campos con plantaciones agrícolas. Da para pensar…

Viñedos íconos que deberías visitar: Concha y Toro, Haras de Pirque, Cousiño Macul, y otros más pequeños y muy lindos: Terramater, Aquitania, Antiyal, ¡entre otros más de 20 viñas!

El 40% de los viñedos plantados está destinado a la producción de vinos, mientras que el resto es para uvas de mesa.

Valles para rayarla (parte I)