Tierra de titanes
La escasez de agua le ha puesto freno a un mayor desarrollo vitivinícola en el norte de nuestro país. Sin embargo, los valles del Elqui y Limarí se han sobrepuesto a las dificultades mostrando algunos de los mejores vinos de Chile. Los suelos calcáreos y el trabajo en la altura están marcando la diferencia frente a otras regiones productoras.
El norte siempre ha sido una tierra difícil, dura e inhóspita. Desde la llegada de los españoles y hasta nuestros días, la conquista ha sido una lucha constante contra esa geografía agreste, pero de incomparables recompensas cuando el trabajo se hace una constante en el tiempo.
La evidencia más clara la tienen en sus vinos las bodegas Tabalí y Viñedos de Alcohuaz, en los valles del Limarí y Elqui respectivamente. Algunos de los mejores Sauvignon Blanc, Chardonnay y Syrah, vienen de esas tierras, donde la trilogía de exposición solar, influencia climática y suelos, resultan en factores diferenciadores en comparación con otros valles de Chile.
¿Por qué entonces no han llegado más viñas y productores a plantar en el norte? Marcelo Retamal, enólogo de la viña De Martino y de Viñedos de Alcohuaz, tiene bastante claro el panorama e incluso ha experimentado episodios donde la naturaleza se ha impuesto sin piedad. Uno de los casos más dramáticos es del Chardonnay Quebrada Seca, un vino que De Martino dejó de elaborar el 2014 porque simplemente el viñedo se secó, luego de una larga sequía que se extendió por toda la zona.
El 14 de octubre de 2016 cayeron más de 20 centímetros de nieve en Alcohuaz. Las bajas temperaturas y el hielo de la nieve quemaron una buena parte de los brotes. Así, la cosecha del 2017 fue de apenas un 18% en comparación con la del año anterior. “Plantar en el norte es muy riesgoso”, afirma tajantemente Retamal. “El agua es un recurso limitadísimo. Chile se está secando y cada vez hay menos agua. Los embalses son fundamentales en el riego del norte, pero dependen de la nieve que caiga y como también cae poca nieve la mayoría de los productores y sus tierras está jodido”.
Frente a este panorama, ¿qué sucederá en unos 50 años más? La reflexión por parte de Retamal es para tenerla en cuenta. “El que tenga un campo en la cordillera o cerca del mar va a tener agua. Los que quedan en la mitad la van a tener muy compleja y me refiero a aquellos que necesitan regar. Alcohuaz es primera agua, por estar en la cordillera y Tabalí con su proyecto Talinay, a poco más de 10 kilómetros del mar, recibe agua de los ríos subterráneos que filtran desde las montañas que en algún momento decantan en el océano.
Para que nos vayamos haciendo una idea, en término vitivinícolas, el norte empieza en el Valle del Choapa, que vendría siendo la zona cordillerana de Los Vilos, Illapel y Salamanca. Ahí De Martino hace un Syrah de la línea Legado, quizás el único vino que se puede comprar de Choapa en cualquier tienda o supermercado. En el mismo valle están Domaine de Manson-Viña Alpa, cuyos viñedos están a 820 metros de altitud, Viña Choapa, que elabora un blanco a partir de la variedad Pedro Ximénez y Viña Cavas Taucan que tiene el Cabernet Sauvignon Embrujo Andino.
Siguiendo hacia el norte, cerca de la ciudad de Ovalle están Tabalí y Maycas del Limarí, un proyecto de Concha y Toro. Hacia la costa está el viñedo Talinay, único en su tipo, plantado sobre suelos calcáreos. Esa zona es una terraza marina muy antigua, donde el mar entró y dejó depósitos marinos, que luego formaron bolsones con carbonato de calcio, un componente clave que aparece, además, en otras famosas regiones productoras del mundo.
En dirección hacia La Serena e inclinándose hacia el este, está el Valle del Elqui. En la parte baja están las terrazas aluviales del río Elqui, donde la Viña San Pedro produce vinos como Kankana y los Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Noir de la línea 1865.
Los viñedos nevados en Alcohuaz.
Si nos adentramos hacia el interior del valle está la bodega Falernia, quienes elaboran distintas variedades tintas y blancas. Luego viene Cavas del Valle, que tiene un viñedo en el lecho del río y al final está Viñedos de Alcohuaz, que tiene una rara particularidad: sus suelos son de granito muy alterado, como el que encontramos en la Cordillera de la Costa, muy similar al que hay en Hermitage, en la región del Ródano, de donde vienen los grandes Syrah del mundo.
¿Por qué nos gusta el norte?
A pesar de su escasez de agua, las dificultades parecen quedar en un segundo plano cuando asoman los vinos, porque desde el Limarí y el Elqui, vienen algunos de los mejores vinos de Chile: el Sauvignon Blanc de Talinay o el Malbec Roca Madre, el Syrah Los Acacios de Maycas del Limarí, RHU de Viñedos de Alcohuaz y Cuesta Chica, la premiada Garnacha de la misma bodega, que según Retamal es la más alta del mundo.
Tanto Talinay como Viñedos de Alcohuaz se planificaron para romper esquemas, una búsqueda que terminó marcando diferencias frente a otros vinos de la misma categoría, ya sea por el suelo o por las condiciones climáticas. El calcáreo, donde está plantado Talinay junto al clima fresco del valle y otras variables, como el manejo del viñedo, son capaces de entregar vinos más largos y finos.
Lo que buscaba la Familia Flaño con Marcelo Retamal, los socios del proyecto en Alcohuaz, era lograr vinos con carácter y la variedad estrella ahí es el Syrah, plantado en ese suelo de granito que mencionamos anteriormente, pensando que alguna vez pueda llegar a ser uno de los mejores Syrah del planeta.
Los viñedos en Alcohuaz están plantados entre los 1.600 y los 2.200 metros de altitud. Es de los pocos proyectos que exploran las alturas de la Cordillera de los Andes. Ahí la radiación solar es alta y las uvas se protegen generando pieles más gruesas. Esto es un beneficio para las variedades que crecen ahí en el valle, que con una cosecha oportuna, dan vinos con acideces más altas, permite guardarlos y ver su evolución en el tiempo.
Colectivo Mutante PX Poder Natural, Valle del Limarí 2016.
El año pasado Colectivo Mutante estrenó su segundo vino: PX Poder Natural, un blanco prácticamente sin intervenciones, que se vinifica con uvas Pedro Ximenez del Limarí, las mismas que se utilizan en la elaboración del Pisco y este año Viñedos de Alcohuaz presentará su primer Carignan, cosechado el 2011 y guardado durante tres años en huevos de concreto, un vino que Retamal se ha propuesto sacar al mercado 7 años después de cosecharlo. Así, poco a poco, el norte va tejiendo sus propias historias, en una tierra donde las dificultades no son pocas y el trabajo es titánico.