¿Qué sabes de la historia del vino chileno?

La historia antigua del vino chileno tiene dos hitos claves que permitieron que la vid se desarrollara en nuestro país. Los primero viñedos establecidos oficialmente en Chile crecieron sin mayores dificultades, gracias al clima y las cuatro estaciones bien marcadas, además de tierras fértiles aptas para el cultivo. Lo demás ya dependería de la mano del hombre.

Las primeras parras de cepa País

No se sabe exactamente cómo llegaron las primeras vides a Chile. Se cree que Diego de Almagro y/o Pedro de Valdivia pudieron haberla traído desde Cuzco, Perú, donde ya en el siglo XVI un grupo de sacerdotes se empeñaba en cultivarla sistemáticamente.

Lo que sí está comprobado es que en 1548, el sacerdote Francisco de Carabantes, introdujo en los alrededores de la ciudad de Concepción una variedad tinta, algo rústica y productiva, posiblemente originaria de las Islas Canarias y que nosotros conocemos hoy como cepa País o Criolla.

Hacia 1550 se plantaron los primeros viñedos en Chile, gracias al impulso de Francisco de Aguirre, en la ciudades de La Serena y Copiapó. En Santiago, la primera persona de la que se sabe con certeza que creó una viña fue Diego García de Cáceres, y lo hizo en 1554.

Al término del siglo XVI, Chile, que en sus plantaciones no presentaba el problema de la filoxera, ya contaba con una buena cantidad de viñedos. Estos permitían asegurar el consumo interno de vino y exportar algunas partidas al Perú.

El cultivo de la vid se hizo mayoritariamente en los entornos de Santiago, entre los ríos Biobío y Mataquito, particularmente cerca de las ciudades de Concepción y Cauquenes.

Las variedades francesas arriban a Chile

Hacia mediados del siglo XIX los viñedos se han expandido fuertemente en la zona central. En 1851 Silvestre Ochagavía y José Tomás Urmeneta, con fortunas que provenían de la minería, importan principalmente cepas francesas, como el Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec, entre otras, para sustituir el material que habían plantado los conquistadores españoles.

Otros empresarios de la época, siguen el ejemplo de los pioneros de la vitivinicultura moderna chilena. Entre ellos Bonifacio Correa Albano, Luis Cousiño, Domingo Fernández Concha (que establece Viña Santa Rita) y el Marqués de Melchor Concha y Toro, que además de fundar la bodega que lleva su nombre se asocia con Ramón Subercaseaux para plantar en Pirque.

Otro importante emprendimiento corrió por cuenta de Maximiano Errázuriz Valdivieso, quien fundó Viña Errázuriz en 1870. Su fundo se transformó en su tiempo en el mayor viñedo del mundo en manos de un solo propietario, con 700 hectáreas plantadas.

La importación de las cepas francesas se transformó en una visionaria decisión empresarial, el primer salto cualitativo de la vitivinicultura chilena.

Fuente: Vinos de Chile. Editorial Contrapunto. 

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