¿Por qué no ponen sietes por tomar en la casa?

Muchas veces las botellas de vino en lo más alto de los estantes, trae un sticker dorado que indica un número, que suele ir del 90 al 100. ¿Qué significa? Ante la pregunta, surgen suposiciones como el porqué del número o quien lo otorgó, dudas que ahora vamos a aclarar. Les recomendamos que acompañen su lectura con un picoteo y una copita.

Comencemos…

El número que figura en la pegatina dorada corresponde a un puntaje obtenido por el vino, que pudo ser logrado en un concurso de vinos en Chile o en alguna competencia internacional, como también otorgado por críticos de vinos.  La calificación mide diferentes aspectos, desde básicos como color, aromas y sabores. También son evaluados datos más técnicos como la acidez volátil, azúcares y taninos. 

¿Quién da ese puntaje? 

Así como un jurado evalúa una competencia culinaria, lo mismo ocurre con los vinos que, usualmente, se conforman por un comité de expertos en wine, donde podemos encontrar sommeliers, periodistas, enólogos y chefs. ¿Cómo ser parte de este grupo privilegiado? Bueno, normalmente es por invitación, no hay realmente un llamado a postular para un cargo de catador de vinos de concurso. Lo lamentamos. Pero aún hay esperanzas si sus conocimientos llaman la atención de algún miembro de esta élite vinera.

Desde el inicio de la industria del vino existe una manera de evaluar su calidad. En épocas pasadas, la opinión del rey era la única crítica que importaba. Tanto así que la reputación de cada productor se formaba a partir de ello. Menos mal que hoy ese sistema ya no se practica y existen formas de evaluación concretas y justas. Como dato curioso, ¿Sabían que la Reina Isabel tiene un comité que selecciona alrededor de 5.000 etiquetas de vino para consumo de la realeza en eventos de Palacio Buckingham y Castillo Windsor? Soñado.

Con el tiempo fueron apareciendo concursos de vinos, en distintos continentes, como instancias en donde un jurado prueba vinos a ciegas, ósea, el jurado cata sin conocer la etiqueta, para así tener una opinión objetiva, sin prejuicios que lleven a preferencias ante productores, valles, país de origen o cualquier información extra que pueda incidir en el puntaje final. 

En los concursos hay categorías, que van por color, estilo y variedad, entre muchas otras. Es más, de hecho, existen concursos dedicados a aspectos específicos como, por ejemplo, de una sola variedad. Entre estos resalta Grenache du Monde, concurso de especialidad donde se prueban sólo vinos elaborados con la variedad garnacha de diferentes partes del mundo. 

Además de concursos, también están los críticos del vino, que escriben su reseña sobre el vino contenido en la copa, al que luego le asignan una calificación.

Para esta evaluación hay diferentes escalas, siendo una de las más usadas aquella cuya autoría la tiene Robert Parker, estadounidense considerado pionero en la crítica del vino a nivel mundial. 

Parker, originalmente, no tenía nada que ver con el rubro del wine. En cambio, estudió leyes y ejerció como abogado por años, aunque su pasión siempre estuvo en el mundo del vino. Durante los 70’s, Parker decide aventurarse y entrar de lleno en el wine, escribiendo una pequeña guía de vinos que fue creciendo en suscriptores rápidamente, hasta convertirse en uno de los mayores referentes a nivel mundial. 

Robert Parker, más allá de evaluar, creó una escala de puntaje basada en la que se usa dentro del sistema educativo. 

La escala parte del 50 hasta el 100 y se divide por rangos: de 59 puntos o menos es considerado un vino pésimo; de 60 a 69 sería un vino por debajo de la media, es decir, un vino con errores desde aromas sucios y acidez volátil disparada. De 70 a 79 sería un vino regular, bien hecho, pero sin destacar mayormente, siendo considerado plano, inocuo o aburrido, en otras palabras. Con este puntaje no se la mandaron a decir con nadie. 

De 80 a 89 se considera por encima de la media a excelente: un vino sin defectos, con buena combinación de sutileza y sabor. De 90 a 95 ya hablamos de un vino sobresaliente, con gran complejidad y sabor. 

Finalmente, el rango de nota máxima va del 96 a 100. Aquí ya se trata de un vino extraordinario, producto excepcional que muestra todas las características más elaboradas. Es complejo y, definitivamente, merece ser probado al menos una vez en la vida. 

Por lo general, cuando se califican entre 80 y 100 hablamos de un buen vino, sin embargo, por un tema de prestigio y marketing, se destacan los puntajes de 90 hacia arriba. Además de Parker también hay otros nombres famosos, como Tim Atkin (Inglaterra), James Suckling (Inglaterra), Antonio Galloni (USA), Luis Gutiérrez (España) ¡y muchos más!

Los puntajes partieron siendo usados en una época en que Estados Unidos contaba con una gran oferta de vinos, pero con un público mareado entre tantos títulos y cepas, se hizo necesario una base evaluativa que guiará a los consumidores a sus vinos ideales.

 Las guías de vinos actúan como una ayuda opcional para conocedores y novatos en el mundo del wine. A veces la información es bastante técnica para un público más entendido, sin embargo, también hay material que va a ayudar al principiante que quiere aprender y está recién conociendo la magia del vino. Este punto de vista más técnico ayuda a entender de otra manera cómo es el vino que tenemos al frente. Una especie de torpedo catador.

Puro Chile es tu vino templado

En nuestro país, la guía Descorchados es quién rankea los vinos, con Patricio Tapia, periodista, a cargo de esta difícil tarea.

 Año a año se prueban miles de etiquetas, nuevas cosechas y novedades de cada productor, a las que se les asigna un puntaje y es incluido en una guía que se lanza a fines de cada año en una gran feria de vinos en Santiago, que por lo general toma lugar en diciembre.

Claro que esto no significa que hay que guiarse sagradamente por los puntajes, recuerden que ese número se asignó por una persona o un equipo que, si bien son profesionales, guardan un paladar diferente al de cada bebedor de vino en sus casas. La belleza del vino, además de ser placentero, es que está abierto a la libre interpretación. Que una etiqueta sea de 100 puntos para ti, y para otros, 90, solo evidencia que cada uno tiene preferencias distintas y está bien.   Sumado a ello, cada crítico de vino tiene un perfil y estilo por el cual se inclina. 

A modo de copucha, dicen que hay viñas en el mundo que incluso elaboran ciertos vinos de su portafolio del estilo que le gusta al crítico, en donde nacen conceptos como los vinos parkerizados, en honor a Robert Parker, que probablemente les daría un puntaje 10/10.   

Siempre estamos evaluando al vino, de manera necesaria para entender nuestros gustos, intereses y, finalmente, qué buscamos en la copa. Esta manera de definir lo que nos gusta consumir y recomendar, queda a completa disposición de cada uno. Lo importante siempre es probar. ¡SALÚ!

Ayelen Antich

¿Por qué no ponen sietes por tomar en la casa?