Pablo Morandé
Enólogo.
Un pionero en la industria del Vino.
“La escena mundial se ve divida entre el nuevo y viejo mundo. El nuevo tiene posibilidades de desarrollo de nuevas áreas y variedades, sin embargo lo peor es que todos plantaron lo mismo, produciendo una crisis. El viejo mundo se debate entre los que tienen denominaciones famosas que nada quieren cambiar y los que no las tienen y quisieran ser como el nuevo mundo, para innovar y adaptarse a nuevos mercados”.
“El rol de los pequeños productores independientes, como los que se integran desde la viña hasta la botella es de gran valía. Si sus vinos son conceptuales, honestos y considerados de buena calidad son un gran aporte, que entrega diversidad, innovación y satisfacción al consumidor”.
“Muchas viñas decidieron producir nuevos espumantes ya que históricamente el mercado local fue abastecido de espumantes dulces y de poca calidad, permitiendo la entrada de espumantes importados o denominaciones con mayor desarrollo de estos vinos. Así, en la última década ha incrementado el consumo local y global e incorporando el consumo de mujeres”.
“Nosotros consumimos la mitad de nuestros padres y un tercio de nuestros abuelos. Si se habla de cifras globales es de 15 lts per cap. Para aumentar el consumo se debe aumentar la calidad. El vino es nuestro, es parte del alma nacional, es fiel a nuestra familia e historia. Entonces, el vino es sencillo, cercano, cotidiano, esa imagen es la que debe acompañar a las botellas, para ser parte de la mesa como el pan”.
“Para que el vino chileno logre mayor reconocimiento internacional se necesita calidad, calidad y calidad”.