Morcilla: Amor a primera vista

La primera vez que entré a esta casona, las prietas aún no me terminaban de convencer. La idea de echarme una bolsa de sangre coagulada al estómago me lo revolvía en demasía. ¡Hasta que el señor me abrió los ojos!

El señor que atendía me dijo que yo no podía salir de ahí sin probar la prieta “morcilla” nogada. Mis amigos me presionaron, así que el señor volvió y nos dejó una parrilla para tres, un brasero humeando llena de manjares como lomo vetado, longanizas, asado de tira, una pamplona de pollo bastante seca, un par de morcillas y unas Patricias, la pilsen uruguaya.

Después de hacerme de rogar y comerme todo, tomé la mitad de la morcilla, la aplasté para que saliera su contenido -que ahora considero celestial- y lo agarré con una papa frita. Fue revelador, lo que recién había experimentado era mi nueva religión, creía en esa morcilla nogada más que en mí misma. Quise inventarle una canción, presentársela a mis papás y lavarle su ropa sucia.

Me fui prometiendo volver por un par de morcillas con arroz. Volví, pero estaba el bistec a lo pobre en promoción, así que pedí una a parte y la volví a saborear con papas fritas. Estamos bien así los dos.

DIRECCIÓN: JOSÉ DOMINGO CAÑAS 1301, ÑUÑOA, SANTIAGO.
HORARIO DE ATENCIÓN: LUNES A SÁBADO DE 13:00 HRS A 23:30 HRS DOMINGO DE 13.00 A 16.30.
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DATO PRÁCTICO: VENDEN PRIETAS PARA LLEVAR Y PONER A LA PARRILLA.

Morcilla: Amor a primera vista