Maule: el más grande de los valles chilenos

Con más de 50 mil hectáreas plantadas, el Valle del Maule es la mayor región vitivinícola de Chile. En sus campos hay una gran diversidad de variedades con las que se elaboran vino, que van desde el Cabernet Sauvignon, pasando por el Merlot, el Sauvignon Blanc y más recientemente la Garnacha y en menor medida el Nebbiolo.

El Maule recoge tradiciones vitivinícolas, antiguos viñedos País y Carignan y plantaciones de cepas francesas que han sabido convivir en un entorno que mezcla modernas técnicas y métodos más tradicionales de viticultura y vinificación. Productores de vino y enólogos han puesto su mirada en este invaluable patrimonio que le ha dado una nueva identidad al vino chileno.

Desde hace unos 7 años, aproximadamente, que el Valle del Maule vive un segundo aire impulsado por el rescate de viejos viñedos de Carignan y País principalmente, un recurso vitivinícola invaluable que ha sido ampliamente destacado tanto por medios especializados extranjeros, como por productores europeos que han venido a elaborar vinos en estas tierras, como es el caso de la viñatera italiana Elena Pantaleoni, con su Pisador, un tinto de uva País proveniente de parras de más de 130 años comprobados.

Copia de Viñedos Cauquenes

Maule es el valle más sureño de la gran región vitivinícola del valle central. Se encuentra a unos 250 kilómetros al sur de Santiago y comprende las provincias de Talca, Linares y Cauquenes y abarca los valles de los ríos Claro, Loncomilla y Tutuvén, cada uno con sus áreas específicas, entre las que se cuentan San Javier y Villa Alegre, de larga tradición vitivinícola en la zona.

Las cepas tintas dominan el paisaje en el Maule, con más del 70% de la producción del valle y donde el Cabernet Sauvignon se impone por amplia distancia con aproximadamente 17 mil hectáreas. Luego le siguen el Carmenère, el Merlot, el País y el Syrah.

Además de la típica segmentación que se hace de este a oeste en todos los valles de Chile, en el Maule se reconocen sectores más tecnificados y otos más antiguos y austeros. Algunas áreas como San Rafael y San Clemente, más cerca del área pre-cordillerana, están plantadas con variedades francesas que se manejan con la clásica espaldera que todos acostumbramos a ver en el viñedo chileno. En cambio en el secano interior, por la vertiente oriental de la Cordillera de la Costa, es común ver las viejas parras de País y Carignan plantadas en cabeza (ver primera foto), donde también sobreviven otros viñedos de Mourvedre, Moscatel y otras antiguas variedades que han impulsado una diversidad de vinos que hasta hace poco años atrás no teníamos.

Cosecha manual_Maule

Foto: Derek Mosman/Garage Wine

Una de las iniciativas más importantes para rescatar el patrimonio de las antiguas parras del secano maulino, fue la creación el 2011 de Vigno, agrupación de viñas que se comprometió a producir vinos de calidad con la cepa Carignan.

Vigno o asociación de “vignadores” del Carignan, busca darle el prestigio que se merece la variedad. Quienes pertenecen a Vigno deben comprometerse a usar solo uvas que provengan de una zona geográfica delimitada, de parras de Carignan que tengan un mínimo de 30 años y los vinos deben tener al menos un 65% de la variedad, entre otras normas.

 

 

 

 

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