Los vinos de altura

“Sabemos muy poco todavía de los efectos de plantar en la cordillera”, me dice Héctor Rojas, viticultor de la viña Tabalí, quien ha estado a cargo de uno de los proyectos vitivinícolas más innovadores de los últimos años en Chile. Héctor nos habla del viñedo de Malbec a 1.600 metros de altitud que da origen a Roca Madre, el tinto de montaña que tiene la bodega en las alturas del valle del Limarí.

“El tema de la viticultura tiene mucho de causa-efecto. Después de los resultados buscamos las razones y cuando no tienes una población de viñedos en situación de altura, es difícil definir lo que está pasando y cuáles son los factores que están afectando del desarrollo de ese viñedo. En cada cosecha aprendemos algo nuevo. El proyecto inicialmente tuvo 11 variedades y nos quedamos con dos: 6.8 hectáreas de Malbec y un cuartel de Viognier”.

Casi todo los viñedos (por no decir todos) que están plantados en altura en Chile son muy jóvenes. Están adaptándose a un clima extremo, buscando equilibrio. Tanto para el productor de vinos como para la planta es un aprendizaje, de ahí que los vinos todavía no desarrollen todo su potencial. Se supone (porque en la altura hay otras condiciones climáticas) que un viñedo es considerado adulto cuando alcanza entre los quince y veinte años de edad. En esta etapa, la viña se encuentra en su máximo nivel de producción.

¿Desde qué altura se puede considerar un viñedo de altura? Según nos explica Rojas, en el valle de Limarí, entre los 600 y 900 metros de altitud se sitúan las isotermas de mayor temperatura. En esa franja se producen la mayoría de los cultivos de la zona. “En el caso del valle a partir de los 900 metros comenzamos a ver los efectos de la altura y de las bajas temperaturas. Las plantaciones se hicieron en la parte rocosa del cerro y le dimos una orientación que mira al este, para evitar los excesos de la luz del sol. Orientación y densidad son fundamentales en este tipo de viñedos”.

¿Qué efectos positivos tiene la altura en los viñedos? La amplitud térmica entre el día y la noche parece perfecta para lograr una maduración lenta que haga que los granos no crezcan demasiado, logrando una mayor proporción de piel (hollejo) con respecto a la pulpa de la fruta. El resultado son vinos más frescos, con mayor acidez y una fruta más lineal, que se extiende al final del paladar.

Los suelos de altura, como lo mencionamos anteriormente, son pedregosos. Las plantas deben ir muy profundo con sus raíces para encontrar agua y en este camino encuentran una gran cantidad de minerales que dan complejidad al sabor, al aroma y al color final de los vinos. El agua con que se riega estas plantas son de deshielo, lo cual hace que sea muy pura. No contiene altos índices de salinidad o algún otro componente que muchas veces hacen que los vinos disminuyan su calidad.

Les dejo una breve lista con algunos buenos ejemplos de vinos elaborados a partir de viñedos plantados en altura, parras que están por sobre los 1.000 metros de altitud

(FOTO PRINCIPAL: MARCELO RETAMAL)

Viñedos de Alcohuaz, Grus.

Cepa: Syrah/Garnacha/Malbec/Petite Syrah Precio: $18.990

Grus de Alcohuaz

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Tabalí, Roca Madre

Cepa: Malbec. Precio: $60.000

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Calyptra

Cepa: Sauvignon Blanc, Gran Reserva. Precio: $17.990

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Casa Roca 1.250

Cepa: Merlot. Precio: $11.000
ME-2015

Sierras de Bellavista, Colchagua Cordillera

Cepa: Riesling. Precio: $25.000.

Botella Sierras_blog

 

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