Las “otras” bebidas fermentadas
¿Qué pasaría si me encuentro en un país que no es de vino? ¿O qué pasa si no me gusta el vino? O se dan cuenta que hoy no solamente existe vino, pisco y los típicos espirituosos de los supermercados.
La tendencia hoy es casi siempre beber vino acompañando la comida, pero es un gran ejercicio experimentar gastronomías de distintos orígenes con bebidas locales que se elaboran a partir de la fermentación de otros componentes.
La Sidra es una bebida fermentada principalmente de la manzana (puede ser pera), cuya elaboración se remonta a los tiempos de Cristo y que actualmente se produce en Francia, España e incluso Chile. Esta puede alcanzar desde 3º a 8º de graduación alcohólica, muy parecida a la cerveza.
El Sake es una bebida alcohólica originaria de Japón, que se produce principalmente a partir de la fermentación de una infusión de arroz. Erróneamente se le denomina “vino de arroz”. Solo se puede llamar vino al jugo de uvas fermentado de la especie Vitis Vinifera. El Sake tiene entre 14 y 20º de alcohol.
La cerveza es otra bebida fermentada, quizás la más popular del mundo. La primera etapa de elaboración se le conoce como “cocimiento”, donde se mezclan el agua y la cebada malteada. Posteriormente se le agrega lúpulo, ingrediente que le da ese amargor característico. Es el maestro cervecero quien define, finalmente, el estilo o tipo de cerveza.
Posterior al “cocimiento” se enfría el líquido y se fermenta en estanques. Después de una etapa de filtrado ya está listo para la segunda fermentación, que se realiza en la botella. En esta fase del proceso se genera un poco más alcohol, gas y espuma, factor clave en una cerveza.
Más desconocida, se cree que la Hidromiel es una de las precursoras de la cerveza. Se obtiene a partir de una mezcla de miel con agua y dependiendo del tipo de miel podemos obtener distintos tipos de Hidromiel. Esta puede contener de 10 a 15º de graduación alcohólica.
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