La Irrupción de las Cepas Mediterráneas

Además de las cosas nuevas que podemos probar de los valles vitivinícolas sureños, como Maule, Itata o Bío Bío, podemos
ver una tendencia que se está dando mundialmente: vinos elaborados con cepas mediterráneas.

¿Qué se entiende por estas cepas mediterráneas? Personalmente creo que es un nombre que se le da a las cepas provenientes del Valle del Ródano, en el sur de Francia. Sin embargo, la mayoría de las cepas francesas se consideran mediterráneas, ya que provienen de un clima de influencia mediterránea. Sin ir más lejos, toda la cuenca del mar mediterráneo (Italia, España, Francia, Portugal, y Grecia) es una de las seis zonas de clima mediterráneo en el mundo junto con la parte central de Chile, el norte de Nueva Zelanda o el sur de Australia, entre otras. Teniendo esto claro, las cepas por el lado de los tintos son básicamente Syrah, Grenache, Mourvedre, Carignan y Cinsault, esta última una de las variedades que estaba “perdida” en la zona del secano costero de nuestro país.

Viticultores, enólogos y productores vieron un enorme potencial para cultivar las cepas en distintas regiones del país, aprovechando el clima privilegiado y la posibilidad de diferenciarse con nuevos vinos de calidad. Algunas viñas lanzaron mezclas mediterráneas como GSM (Grenache, Syrah, Mourvedre), popularmente conocida en EEUU y en otros países productores. Otros variaron la mezcla dándole un tinte más criollo, GCM (Grenache, Carignan y Mourvedre).

Por el lado de las cepas blancas existe el Viognier, que se mezcla con Syrah en pequeñas cantidades (Côte Rôtie) o se vinifica solo como en Condrieu. En la lista están también el Roussanne y el Marsanne que se utilizan bastante en el sur del Ródano.

La Irrupción de las Cepas Mediterráneas