Factor de socialización: descubren la clave de los beneficios del vino para la salud
Una investigación independiente revela que la bebida no es la responsable, en sí misma, de los beneficios para la salud, sino el modo en que se consume
En nuestros días de confinamiento por la Covid-19, los consumidores de vino han adoptado la costumbre de tomarlo en compañía virtual, reuniéndose para conversar por videoconferencia y tomar una copa. Una decisión intuitiva a la vez que acertada a la luz de un nuevo estudio que revela que beber vino en compañía, con familiares o con amigos, ofrece más beneficios para la salud que beber solo.
Nadie duda que cuando se trata de salud el consumo moderado de vino se ha mostrado eficaz para mantener una mayor esperanza de vida y longevidad. Al tiempo que el consumo moderado (siempre en bajas dosis) no presenta riesgo alguno para el organismo, ofrece un menor riesgo de padecer enfermedades del corazón, pulmonar, ciertos tipos de cáncer y asociadas a la edad adulta, como Alzheimer y demencia. Los datos ahí están, las estadísticas no mienten y centenares de investigaciones independientes llevadas a cabo por prestigiosas universidades y hospitales de todo el mundo avalan estos hechos.
Sin embargo, ahora un reciente estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Florida Central en Orlando (UCF) intentó determinar si existen beneficios intrínsecos al consumo moderado para adultos mayores o si estos resultados de salud positivos podrían estar interrelacionados con otros factores.
Esta investigación, publicada en la revista The Gerontologist Oxford Academic, se cuestiona si los estudios publicados sobre los beneficios del consumo moderado de alcohol para la población de edad avanzada podrían atribuirse al estilo de vida adoptado por estos bebedores moderados en lugar del alcohol en sí mismo como sustancia, o un factor de ambos. Su teoría era que el consumo moderado se correlacionaba con la frecuencia con la que los encuestados socializaban y que este aumento en las actividades sociales era lo que producía resultados positivos para la salud.
Para probar su teoría, los científicos examinaron datos del Health and Retirement Study (HRS), una base de datos integral que rastreó las tendencias sociales y de salud, incluidos los hábitos de bebida, de los adultos mayores estadounidenses de 1992 a 2018. La base de datos es un repositorio sobre salud, datos de jubilación y envejecimiento de aproximadamente 20.000 adultos mayores de 50 años que viven en los Estados Unidos.
Los investigadores de la UCF se centraron en métricas específicas: tasas reportadas de depresión, niveles funcionales reportados en la vida diaria, consumo de alcohol y patrones de socialización. Diseñaron dos estudios utilizando los datos de HRS, centrando su atención en aproximadamente 2.300 personas mayores de 65 años.
El primer estudio analizó las tasas de depresión. Utilizaron dos modelos estadísticos y, después de tener en cuenta ciertas variables que afectan las tasas de consumo moderado, como el sexo, la edad relativa, el nivel educativo y otros factores, dividieron al grupo en bebedores moderados y abstemios.
Luego buscaron respuestas en cuestionarios destinados a medir los niveles de depresión y socialización de los participantes. Como esperaban los investigadores, el grupo de consumo moderado mostró tasas más bajas de depresión que el grupo de abstemios, con mayores problemas de salud mental, ansiedad y estado de ánimo. Pero también notaron que el grupo de consumo moderado de alcohol tenía una tasa de socialización mucho más alta que los abstemios. Es decir, el consumo moderado propiciaba un mayor contacto social con familia o amigos, y una menor tasa de problemas depresivos en estas personas.
Además, cuando se elimina el efecto mediador de la socialización de los datos, el consumo de alcohol por sí solo no afecta a la tasa de depresión, según el estudio. Los autores concluyeron que, por lo general, los adultos mayores que beben moderadamente tienden a tener una vida social más activa y teorizan que la socialización es el factor clave para prevenir la depresión en este grupo de personas.
El segundo estudio analizó las limitaciones funcionales de los encuestados, o la capacidad de realizar tareas cotidianas como usar un teléfono, lavar la ropa o manejar las finanzas.
Una vez más, los investigadores no se sorprendieron cuando descubrieron que los bebedores moderados eran más funcionales en la vida diaria que los abstemios. Pero descubrieron que si bien los bebedores moderados solían ser más funcionales, también tenían vidas sociales más activas, mejores redes sociales y un mayor número de interacciones sociales. Al igual que con el primer estudio, los investigadores postularon que el alcohol solo, sin el efecto mediador de la socialización, no explicaría el hecho de que los bebedores moderados tienen menos limitaciones funcionales que sus contrapartes abstemias.
Los autores enfatizaron que su objetivo era mirar los datos de la manera más crítica posible, enfocando y definiendo el estilo de vida del bebedor moderado. El estudio detalla, literalmente, que “una posible interpretación de los datos actuales es que el consumo moderado de alcohol invita a la oportunidad de interacción social, que tiene un impacto beneficioso duradero en el estado de ánimo y la salud. La investigación futura debería explorar mecanismos adicionales a través de los cuales el impacto del consumo moderado del alcohol afecta a la capacidad funcional”.
Fuente: The Benefit of Moderate Alcohol Use on Mood and Functional Ability in Later Life: Due to Beers or Frequent Cheers? Rosanna G Scott, MS, Chelsea H Wiener, MS, Daniel Paulson, PhD The Gerontologist https://doi.org/10.1093/geront/gny129
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