El mágico viaje secano y sus vinos espaciales (parte I)

Chile tiene una amplia variedad de valles vitivinícolas, los cuales se extienden desde Atacama, hasta la Región Austral; con proyectos de plantaciones de vides, llegando incluso a lugares como Chile Chico. Es cada vez más extremo y particular lo que está pasando con el cambio climático, algunos lugares en donde hace 10 años nada había nada, hoy producen vinos, ¡y buenos más buenos que el pan con chancho! Pa’ que cachen lo rico que son.

Estamos acostumbrados a consumir vinos de valles más cercanos a la capital y visitarlos, sin embargo, en esta instancia nos vamos a enfocar en la zona centro sur.

A unas 3 horas y media desde Santiago, se encuentra la ciudad de San Javier de Loncomilla, ubicado en la Región del Maule. Esta ciudad de alguna manera marca la entrada a un lugar bien particular, el cual llaman Zona Secano Interior. Es un área geográfica que se caracteriza por tener parras sin riego intervenido por el hombre. O sea, si llueve, la planta se hidratará, y si no llueve, tendrá mucha sed, y sufrirá bastante, pero recuerden, mientras ella más sufre, mejor calidad de uva dará. Maule ha sido desde los inicios de la colonia, el valle con mayor cantidad de vides plantadas, las cuales son destinadas tanto a producción de vino, (principalmente exportado a granel a diferentes partes del mundo) y además gran producción de uva de mesa (también para exportación).  

Seguramente los que han viajado al sur, ya sea en bus o en auto, tienen noción de haber pasado el cartel de San Javier. No es un lugar de gran concurrencia de turistas y en realidad, no hay mucho que hacer, más que comer y probar vinos, lo cual no suena tan mal, sobre todo para nosotros que amamos ese panorama jijijijiji. Muchos ni siquiera saben de la existencia de la oferta vitivinícola del lugar, si tan solo supieran de esto pasaría llenísimo. No olviden este dato y vayan a visitarlo.

Si quieres descubrir el Secano Interior a fondo, debes armar una ruta, ojalá en vehículo propio, ya que las distancias entre un viñedo y otro, caminables para los amantes del trekking (1 hora y más), están distanciadas entre ellas. La información respecto a “La ruta del vino en Maule” es vaga y poco clara, pero con un poco de investigación propia es posible conocer los lugares más lindos del valle. ¡Ojo piojo! Debes agendar tus visitas de antemano, así se preparan para tu llegada.

San Javier es la entrada a la carretera de los Conquistadores, la cual conecta la Panamericana Sur con el Pacífico. Después de visitar viñedos, es posible irse a la playa de Constitución por ejemplo. Además una parada obligatoria es el puente de Loncomilla, el cual ya no está en uso para vehículos, pero si para peatones. A primera vista, parece un puente viejo abandonado, sin embargo, la carga histórica y geográfica que posee es importante porque marca el límite en donde comienza la denominada Secano Interior. Por abajo corre el Río Loncomilla, abundante, con caudal de sur a norte y en verano es posible ver a los campesinos secando el maíz en el lugar los cual es una hermosa tradición antigua de la zona. Varios viñedos conocidos se ubican en esta carretera, como la Viña Gillmore, la cual tiene por enólogo a Andrés Sánchez, uno de los creadores de VIGNO. Es un viñedo grande que ofrece tours con degustación; hotelería, y visita a sus jardines con pavos reales y gansos. A menos de 20 minutos continuando por la carretera hacia la Costa, se encuentra el portón de bajo perfil de la viña Bouchon. Hay que avanzar unos 2 kms más y una vez en el interior de la propiedad existe un camino polvoriento y con una vista dramática de campos secos plantados con vides en sistema cabeza, que parecen arbolitos. Pareciera que nadie anda por ahí, pero una vez en la viña, cambia el panorama. Cristian Sepúlveda, un joven enólogo es quien está a cargo de la bodega, y es muy entusiasta al contar la vida del campo. La explicación que da, sale del alma, y dan ganas de tirarse en la tierra y contemplar el entorno probando una copa de vino. Bouchon tiene una Casa de huéspedes, y ofrece tours con degustación de vinos, como su famoso País de parras salvajes, Carignan, y ensamblajes más clásicos también. Esta es la última viña de esta carretera, por ende, hay que retornar en dirección San Javier para continuar la ruta. En la salida hacia Melozal sigue el camino y se encuentra el viñedo Las Veletas, el que partió como un proyecto familiar de Raul Dell´Oro (dueño), asociado con Rafael Tirado, enólogo reconocido de la Viña Laberinto y ubicado en Colbún. En este fantástico lugar existe un viñedo de uva País de más de 100 años, y además un poco de todo, como Cabernet Franc, Syrah y Petit Verdot entre otros. Así que se puede hacer una degustación amplia y para todos los gustos.

El mágico viaje secano y sus vinos espaciales (parte I)