Catrina, un huracán de sabor

 

Llegamos a Catrina básicamente por hambre post trámite terrible. Habíamos ido el día anterior al Starnberg, nuestro favorito y vecino de este mexicano, por lo que nos dijimos “No seamos fomes, probemos algo nuevo”.

Caminamos algunas cuadras por Alonso de Córdova hasta que nos topamos con una terracita muy distinta a lo común de ese barrio tan estirado, además, vimos una pizarra que decía “Hoy Tacos alambre” y escuchamos gente hablando en mexicano, por lo que entramos a la velocidad de la luz.

Pedimos un menú que consistía en una sopa de entrada, muy piola, nada especial, tenía buen sabor, pero venía hirviendo, como para descuerar a un pollo, es muy fome cuando pasa eso ya que todo lo bueno que venga te lo vas a comer con el paladar quemado. Después llegaron 3 taquitos de carne con guacamole, la carne también venía en llamas, pero ahora aprendimos y dejamos que se enfriaran un poquito para luego zamparlos con tremendo gusto. Buena tortilla, buenos aliños, muy ricos.

Algunos dicen que este es uno de los mejores mexicanos de Santiago, entonces vamos a tener que volver para probar todas sus delicias y confirmarlo.

Para terminar, un helado de palito fancy de coco con manjar, incluso con brillitos, maravilloso.
Consejo: NO lleven a la mesa la comida hirviendo, es de pésimo gusto y además, muy peligroso.

Catrina, Alonso De Córdova 407, Vitacura, Santiago, Chile.

Catrina, un huracán de sabor