Carolina Gómez
La experta en panadería y Chef Ejecutiva de la Escuela Internacional Artebianca rescata el valor de la marraqueta y la vuelta a procesos más artesanales.
“El rubro de la panadería y pastelería se ha profesionalizado mucho en los últimos años, buscando procesos más artesanales en su elaboración, que además se cruzan con una mayor demanda de hábitos alimenticios saludables. Hay clientes más informados y exigentes en relación a lo que consumen”.
“Usar masas madre es uno de los más antiguos sistemas de hacer pan, desde la época de los egipcios, que se pierde a mediados de los años 50 con la industrialización de la panificación. Hoy reaparece con esa necesidad de recuperar lo natural y el origen. Es parte de nuestros objetivos en la nueva Escuela Artebianca”.
“Esta tendencia es complementaria a la existencia de la marraqueta y la que representa el mayor consumo en el país. La tradición no se acaba con la llegaba de nuevas técnicas”.
“¡A mí me encanta la marraqueta! La considero el pan más auténtico de Chile. Es única. El pan amasado de igual forma representa a nuestro país, pero es más artesanal y casero, a diferencia de la marraqueta que no logras jamás realizar en casa”.
“La Ruta de la Marraqueta es una muy buena iniciativa para promover una alimentación saludable por medio de la disminución del sodio, así como evitar el uso de mejoradores y aditivos, logrando mantener la autenticidad de este producto. Además hay un merecido reconocimiento a los que la elaboran”.
“Para ir a probar nuevos panes, recomiendo ir a La Indomable, en la comuna de La Reina; La Chocolatine, por sus productos franceses; Metissage, con panes 100% artesanales y Eric Kayser, que se atreve con amasados lentos y fermentaciones largas”.