¡Burbujas de amor y verano por donde quieras!

Se acercan lentamente las vacaciones, y el verano se asoma con creces y mucha osadía. Más luz durante el día, más reuniones con amigos, endorfinas de fin de año y el calor nos lleva a descorchar algunas cositas que tenemos guardado para ocasiones especiales. Si bien amamos la cerveza, los vinos con burbujas se han estado robando la película este año en todo tipo de eventos, y hay un aumento importante de su consumo. 

¿Qué está pasando? 

Ya no es novedad que hace un tiempo tenemos una amplia oferta de espumantes en el mercado, accesible para todos los bolsillos, y para toda ocasión. Tampoco es novedad que hoy la gente consuma espumantes en cualquier momento. Ya no esperamos el año nuevo; esa única fecha en donde íbamos al supermercado sólo a comprar espumante y helado de piña. Se acabó eso, y gracias al desarrollo de la industria y el interés del consumidor, hoy bebemos burbujas durante todo el año en cualquier momento, y es casi un crimen no tenerlo en un evento. ¡Es como celebrar año nuevo todos los días! Antes, más encima, se asociaba la burbuja sólo al género femenino, cuando hoy en día son los hombres los que han igualado su ingesta. Esto demuestra un upgrade en la percepción de este producto, y de cómo se ha desexualizado en un país más bien conservador como lo es Chile.

El aumento de su consumo se debe a diferentes variantes, y una de las opiniones que se repiten es que un espumante es principalmente fresco, fácil de beber, y deja menos resaca. El efecto que produce, además, es una felicidad inmediata al probarla, es espejo de celebración, ¡y más encima tiene menos calorías!

Si nos paramos frente a una góndola de supermercado cualquiera, en la sección de espumantes, podemos apreciar un abanico de opciones, tanto en nivel de dulzor, variedades, regiones vitivinícolas de las cuales provienen, y lo que más se evalúa por lo general, el precio. 

En Chile hay muchos estilos de espumantes, y hoy los vamos a dividir en 3 aristas como para tener una visión de por qué difiere tanto el precio por ejemplo de otro, o de por qué se parecen en estilos.

Una diferenciación que es necesario hacer, es respecto al origen de la variedad con la cual se elabora el vino. Espumantes con Terroir específico, el cual apunta a la innovación, pero por sobre todo a la calidad de éste. Son ejemplares que son elaborados tradicionalmente, siguiendo el modelo de espumantes a nivel internacional. Si bien el proceso es más lento y cuidadoso, y de mucha paciencia, al descorchar una de estas joyitas nos encontramos con un manjar de los dioses. Dentro de esta categoría osamos a mencionar espumantes del Valle de Limarí por ejemplo, los cuales se han llevado los galardones en los últimos años, entregando calidad pura y elegancia. Pasando por la parte más central de Chile, es preciso mencionar los espumantes de Bodegas Re, Caballo Loco, Casa Silva entre otros; y el sur no se queda atrás, gracias al cambio climático que, si bien horroriza al planeta entero, ha permitido la expansión de valles en sectores como Osorno. Aquí, riveras de Pellín se lleva las miradas y cautiva con su pequeña producción súper limitada. 

Estos son estilos de alta gama, espumantes en los cuales vas a tener que soltar el cocodrilo y optar por placer puro de probar algo de elite, y que de todas maneras vale la pena para esas ocasiones especiales. 

Otra arista diferenciadora en el mundo de los espumantes en Chile, son aquellos elaborados con cepas ancestrales, de valles como el Itata, Bio Bio, y Maule. Son producciones que se llevan a cabo para darle un valor adicional al producto, siendo uno de los pioneros en el mercado el famoso Estelado de Miguel Torres elaborado con uva País, el cual fue el que inició todo. Existen varios ejemplares, y es muy probable que ya hayan probado en algún momento: espumantes de Moscatel, Pais, Cinsault, y rarezas como la Blanca Ovoide proveniente del profundo secano interior maulino, producido por la Cooperativa de Loncomilla. Más allá de consumir un espumante, uno bebe historia, patrimonio y un tremendo trabajo, tanto investigativo como productivo. Son vinos con peso, que cuentan un relato y da para mucho más que sólo un “salud” en una fiesta. Hay cosas entretenidas en esta categoría, no dudes en probarlos, algunos se encuentran fácilmente, y otros son más exclusivos como el mencionado Blanco Ovoide u “Ovo”, para el cual debes ir a la Cooperativa en Maule para comprar una cajita (si, una caja, no te vas arrepentir).

Otra división en el mundo de los espumantes, es la más conocida por ser la más masiva y consumida. Son atractivos principalmente por el precio de mercado, y por su imagen comercial. No hay que ser discriminativo en esta categoría, simplemente son diferentes. El método usado para su producción es rápido, generalmente Charmat, con burbujas más grandotas, y en todo tipo de niveles de azúcar. Son de consumo diario, los encuentras en todas partes, se usan además mucho en la coctelería, y eventos masivos. Otra opción para cuando el bolsillo no da para espumantes Premium en toda ocasión, pero que igual nos hará pasar un momento épico y de celebración de la vida. Son espumantes ideales para empezar a entender de qué se trata un vino con burbujas. Es entretenido poder degustar distintos estilos y marcas, y lo mejor de todo es que las opciones son muchas. 

Como se mencionó en un artículo anterior, no se olviden que los espumantes chilenos no son champañas, o champagne, ya que esto es una Denominación de Origen Protegida en Francia, en la región de Champagne. Las burbujas chilenas se denominan simplemente espumantes.

¡Burbujas de amor y verano por donde quieras!