A comidas sencillas, vinos simples
Con la diversidad de cepas que tenemos en el mercado, cada vez es más fácil encontrar un vino que combine con cada comida. El maridaje es un concepto que se utiliza mucho en la gastronomía y el mundo del vino y la idea es que ambos se puedan combinar y complementar, potenciado los sabores que podemos apreciar en nuestros paladares.
El desafío de hoy es buscar y aprender cómo combinar nuestras comidas diarias, lo que comemos habitualmente en casa, pero que además pueda encontrar un vino, para que cada rutina se convierta en un pequeño placer gastronómico. Además de la suscripción que mensualmente recibes, HelloWine tiene La Vinería, una tienda virtual de vinos donde puedes escoger más de 100 etiquetas de 35 variedades distintas y así experimentar con tus platos.
La pizza es, quizás, una de los platos más consumidos en el mundo. Muchos la preparan en casa, pero también la encargamos por teléfono al local más cercano. La clásica Margarita, esa que tiene abundante mozzarella y salsa de tomate va bien con un Pinot Noir, pero si le agregamos algunos mariscos, es probable que el Chardonnay sea la mejor elección. ¿Y con pepperoni? un Merlot varietal, quizás. Piensen siempre en vinos simples. Nada de reservas o grandes reservas.
Otro habitual cuando nos juntamos a comer con amigos es el sushi. La comida japonesa tiene sabores más sutiles, como el pescado crudo y para que no se pierdan hay que buscar vinos frescos de variedades menos intensas, como el Pinot Noir o derechamente un rosé. Hay rosé de Malbec, de Garnacha, de Pinot Noir también. Escojan cualquiera de esos y hagan la prueba.
¿Y un pollo con papas fritas, puré o arroz? Un Merlot o un Carmenère son buenas elecciones. Pero recuerden, no piensen en líneas reservas, sino que en un varietal. Por lo general un tinto reserva o gran reserva suele tener más aporte de la madera en su guarda, por lo tanto es más complejo frente a un plato de factura simple.
La comida chilena es de sabores rústicos y aumenta el consumo durante el verano. Hablamos de las humitas o el pastel de choclo, por ejemplo. ¿Qué vinos son los mejores para acompañar estos ingredientes? El País o aquellas mezclas que tienen un porcentaje de País con algo de Carignan. Las variedades plantadas en el secano costero de los valles del Maule, Itata y Biobío se llevan muy bien con esos platos y con los porotos granados también. Ya saben, no le den más vueltas y siéntese a disfrutar.
Las ensaladas son platos livianos. Las verduras y hortalizas no debieran acompañarse de vinos tintos, principalmente porque taninos y sabores más especiados o frutosos no se llevan bien con los otros sabores más verdes. Aquí la delantera la lleva el Sauvignon Blanc, el Sauvignon Gris o el rosé. No hay dudas.
Los sandwiches son parte de la cultura culinaria del chileno. Resolvemos buena parte de nuestras necesidades alimenticias con algún tipo de carne, ave o pescado preparado entre dos panes. Hay tantas combinaciones como imaginamos. Muchos lo acompañan con una cerveza, pero nosotros estamos pensando en vinos. Para un sándwich con carne está el Merlot, el Carmenère o un País. Si en la carta hay un blend o el restaurante tiene vinos por copa (que cada vez es más habitual) es una buena opción experimentar con alguno de ellos.
Con ave o pescado el Chardonnay es muy recomendable. ¿Por qué no un Sauvignon Blanc? No se descarta completamente, pero como los sandwiches suelen llevar algunas salsas, el Chardonnay tiene algo más de estructura que pueda hacerle equilibrio a una variedad de sabores.